miércoles, 14 de noviembre de 2012

Budismo – Principales festividades



Las celebraciones budistas dependen del país en que se realice el culto. Las principales festividades son:


  • El Magha Puja: Es una celebración budista que se realiza en febrero y homenajea a Buda. Esta fiesta también termina con una celebración a la luz de las velas.
  • Pii Mai: Se celebra en abril, el nuevo año lunar que comienza a mediados de ese mes invita a prácticamente todos los pobladores a la fiesta y celebración. Se limpian profundamente las casas, la gente se viste con ropa nueva y las imágenes de Buda se lavan con agua.
  • Parinibbana: Se trata de cumpleaños de Buda que tiene lugar el decimoquinto día del sexto mes lunar.
  • Khao Phansaa: Tiene lugar en julio y está relacionado con el ingreso de los monjes al monasterio. Es un evento budista de mucha importancia y coincide con el principio del fin de la época de lluvias.
  • Ewk Phansaa: Se celebra en octubre, cuando los monjes son autorizados a salir de los monasterios para viajar por los alrededores.
  • That Luang Festival o Festival de la Luna Llena: Se celebra en noviembre. Cientos de monjes reciben limosnas y flores al comienzo del primer día de celebraciones. Se realiza una colorida procesión que termina con una fiesta de candelas.
  • Vesak: Durante un día de luna llena, en mayo, se rememora el nacimiento y la muerte de Buda. Las casas y las calles se iluminan con lámparas de papel ofreciendo un bonito espectáculo al atardecer.
Hasta esta entrega llega el Budismo, espero haber cubierto mejor el tema de lo que lo empecé, ya que algunos me escribieron que la introducción de éste no fue muy buena.

Gracias por leer y aportar.

¡Feliz miércoles!



miércoles, 24 de octubre de 2012

Budismo – Óctuplo Noble Sendero


Rueda con ocho radios. Símbolo del
ÓctupleNoble Sendero del Budismo
.
Como comentamos en la última publicación, la cuarta noble verdad se refiere al sendero que conduce a la cesación del sufrimiento, que se resumen en las siguientes ocho componentes (llamado Óctuplo Noble Sendero): Recto Entendimiento, Recto Pensamiento,  Recto Lenguaje, Recta Acción, Recta Vida, Recto Esfuerzo, Recta Atención Completa y Recta Concentración.

También comentamos que los ocho componentes que estamos tratando están divididos en tres grupos de acuerdo al nivel de la práctica. El primero es el grupo de la moralidad, el segundo es el grupo de la concentración y el tercero es el grupo de la sabiduría.

Para comprender esta división en tres grupos es necesario primero conocer que hay tres puertas de acción: La puerta del cuerpo, la puerta del lenguaje y la puerta de la mente.

La moralidad es para controlar la puerta del cuerpo y del lenguaje: Recto lenguaje, recta acción y recta vida.
Recto lenguaje, a su vez, es de cuatro clases:
1) abstención de mentir,
2) abstención de calumniar,
3) abstención de lenguaje áspero y
4) abstención de lenguaje frívolo.
Por su parte la recta acción es de tres tipos:
1) abstención de matar seres vivientes,
2) abstención de robar y
3) abstención de conducta sexual ilícita.
Finalmente, recta vida significa obtener los medios necesarios para la subsistencia con recto lenguaje y con recta acción. Además, hay cinco tipos de actividades consideradas por el budismo como incorrecto medio de vida:
1) comerciar con veneno,
2) comerciar con intoxicantes (drogas, alcohol),
3) comerciar con armas,
4) comerciar con esclavos y
4) comerciar con animales para matanza.

El segundo grupo, el de la concentración, consiste de tres componentes:
1)      recto esfuerzo,
2)      recta atención y
3)      recta concentración.
Estos tres son para controlar la puerta de la mente, para la eliminación temporaria de las impurezas mentales. Cuando estos tres componentes están presentes en nuestras mentes las impurezas están temporalmente ausentes.

El tercer grupo, el de la sabiduría, consiste de dos componentes:
1) recto entendimiento y
2) recto pensamiento.

Estos dos también tienen que ver con la puerta de la mente; son para la erradicación, la eliminación definitiva, de las impurezas mentales. Recto entendimiento significa comprender que los seres tienen el kamma como su propiedad. Básicamente esto significa comprender que las malas acciones traen malos efectos y las buenas acciones traen buenos efectos. Recto entendimiento también significa la comprensión de las cuatro nobles verdades. Recto pensamiento es pensamientos de renunciación, ausencia de mala voluntad y ausencia de crueldad.

¡Feliz miércoles!

miércoles, 10 de octubre de 2012

Budismo – Cuatro Nobles verdades


Las Cuatro Nobles Verdades es la esencia de las enseñanzas de Buda. Cada vez que un Buda aparece en el mundo, él descubre y revela estas cuatro verdades que han permanecido ocultas por mucho tiempo.
Las Cuatro Nobles Verdades las descubrió Buda en el momento de su Iluminación hace más de 2500 años. Estas verdades son eternas, es decir, siempre existen independientemente de la existencia de Buda. Estas verdades no son creadas por Buda; son simplemente descubiertas por él.

He aquí las cuatro nobles verdades:
1)      La noble verdad del sufrimiento.
2)      La noble verdad del origen del sufrimiento.
3)      La noble verdad de  la cesación del sufrimiento.
4)      La noble verdad del sendero que conduce a la cesación del sufrimiento.

A continuación una breve explicación del mismo Buda acerca de cada una de estas verdades:

1)      La noble verdad del sufrimiento: El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, asociarse con lo que no se quiere es sufrimiento, separarse de lo que se quiere es sufrimiento, no alcanzar lo que se desea es sufrimiento.

2)      La noble verdad del origen del sufrimiento: Es el deseo lo que produce nuevos renacimientos, que acompañado con placer y pasión encuentra siempre nuevo deleite, ahora aquí, ahora allí. Es decir, el deseo por los placeres sensuales, el deseo por la existencia y el deseo por la no-existencia.

3)      La noble verdad de  la cesación del sufrimiento: Es la total extinción y cesación de ese mismo  deseo, su abandono, su descarte, liberarse del mismo, su no dependencia.

4)      La noble verdad del sendero que conduce a la cesación del sufrimiento: Simplemente este Óctuplo Noble Sendero; es decir, Recto Entendimiento, Recto Pensamiento,  Recto Lenguaje, Recta Acción, Recta Vida, Recto Esfuerzo, Recta Atención Completa y Recta Concentración.

Estos ocho componentes están divididos en tres grupos de acuerdo al nivel de la práctica: El primero es el grupo de la moralidad, el segundo es de la concentración y el tercero es el grupo de la sabiduría. Si uno desea poner fin al sufrimiento, según el budismo (o Buda), uno debería recorrer este sendero, es decir, poner en práctica este óctuplo noble sendero.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Budismo - De Buda al Dalai Lama


Luego de la muerte de Buda aparecen dos escuelas, la Hinayana y la Mahayana. La leyenda explica que Buda tuvo dificultades cuando intento revelar su nuevo conocimiento. Si visión del vacío universal, Sunyata, atemorizaba a los hombres. Entonces ofreció a sus discípulos, como una introducción, una doctrina más realista, el Hinayana. Setecientos años después, el sabio Nagarjuna dio a los nombres las enseñanzas budistas puras (“todo es vacío”), el Mahayana. Con el tiempo ambas ramas crearon una religión organizada que empezó a extenderse por Asia.

El budismo llega a China: Parece que en el año 65, el sobrino del emperador, el príncipe Liu Ying, ya estudiaba esta doctrina. El problema básico era la traducción de los textos. Los peregrinos chinos, entre el siglo V y VII, viajaron a la India para estudiar y recoger manuscritos. Sin embargo, el mayor impulsor y protector del budismo fue el emperador Liang Wu Di, quien emprendió traducciones y difundió las doctrinas tanto a la escuela Hinayana como a la Mahayana.
Hacía el año 500, el budismo había penetrado en todas la regiones de China.

El budismo en Corea, Japón y el Tíbet: Desde China la religión se extendió a Corea y Japón. A pesar de que los japoneses ya conocían esa religión, se considera el 552 d.C. como el año de su introducción oficial en el país. En 593, el príncipe toku declara el budismo como religión oficial de Japón.
Esta doctrina llegó al Tíbet a principios del siglo VII d.C. a través de las esposas extranjeras del rey. A mediados del siglo siguiente, ya tenía un peso específico sobre la cultura tibetana. Tanto los budistas chinos como los hindúes competían por la influencia de su religión en el Tíbet, hasta que, a fines del siglo VIII, los chinos fueron vencidos y expulsados del país. Aproximadamente siete siglos después, los budistas tibetanos habían adoptado la idea de que los abades de los grandes monasterios eran la rencarnación de los famosos bodhisattvas. A raíz de esto, el principal de los abades pasó a ser conocido como Dalai Lama. Desde mediados del siglo XVII hasta 1950, año en que China se apoderó del Tíbet, los Dalai Lamas dirigieron el Tíbet cini yba teocracia. El último Dalai Lama que actualmente conocemos es Tenzin Gyatso, nacido el 6 de julio de 1935.

La invasión musulmana de la India fue la causa de la extinción final del budismo. En 1199 fue destruido el último núcleo de la sabiduría budista, el monasterio de Odantapura, en Bihar; los monjes que lograron escapar se dispersaron por Birmania, el Tíbet y Ceilán.

¡Feliz miércoles!

miércoles, 20 de junio de 2012

Budismo – Historia de Siddhartha: segunda parte


En esta entrega veremos cómo fue la búsqueda espiritual de Siddhartha, que lo llevó a la iluminación, a descubrir las nobles verdades y transformarse en Buda.

Retomemos la vida de Siddhartha desde el momento en que sale por primera vez al mundo exterior.

Siddhartha salió por primera vez del palacio y al ver el sufrimiento de la gente, se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento; esto hizo que su ánimo se tornase sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. Y como comentamos la semana pasada, en una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo.

Hasta los 29 años Siddhartha vivió como un príncipe; luego abandonó su hogar, dejando atrás a su esposa Yasodhara y a su hijo. Partió con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación.
En su camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros, con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas.
Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.
Hasta este punto de su vida Siddhartha aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más.

Una versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddhartha, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la cítara. Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda de la cítara se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Al final de su travesía Siddhartha caminó en un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría. Allí tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente y comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer. A este estado se le conoce con el nombre de Nirvana. Esto ocurrió, según la leyenda, a los 35 años, y es en este momento que decimos que Siddhartha despertó como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’). Después empezó a enseñar sobre el Nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en Oriente como Buddha-Dharma (la enseñanza del buda); en occidente se conoce más comúnmente como el budismo.

Siddhartha Gautamá murió a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kushi-Nagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el para nirvana. Este es un estado al que solo acceden después de morir los que han alcanzado el nirvana durante su vida. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.

De esta forma Siddhartha Gautamá representa a la perfección el concepto de «búsqueda espiritual» según las antiguas creencias, sobre todo de naturaleza oriental. Es decir, el incansable esfuerzo interno que conduce a la unión liberadora con la divinidad o Nirvana y por la que todos los seres humanos tarde o temprano se verán obligados a realizar para alcanzar algún día la iluminación, después, eso sí, de experimentar las necesarias y aleccionadoras rencarnaciones. Asimismo, la figura de Siddharta convertido finalmente en el Iluminado (o Buda) viene a expresar la idea mística de que el camino hacia la propia luz y por consiguiente la obtención de la paz interior implica enorme sacrificio y suele comenzar con una provocadora e inquietante duda.


¡Feliz miércoles!

miércoles, 13 de junio de 2012

Budismo - Historia de Siddhartha: primera parte


Antes de continuar con la historia de Siddhartha, aclaremos algunos puntos del budismo:
  • Budismo proviene del sanscrito “buddh”, que significa despertar, es decir, entrar en la luz del conocimiento.
  • En el budismo no hay divinidades que adorar, por lo tanto, es una religión no teísta.
  • Su fundador es Siddhartha Gautama, del cual hoy comentaremos su historia.
  • El budista debe regir su vida por las “Cuatro Nobles Verdades”, que son las ideas que fueron enunciadas por el mismo Siddhartha luego de su iluminación.
Espero que estos puntos hayan aclarado un poco el concepto del budismo.

Ahora sigamos con la historia de Siddhartha Gautama:
Siddhartha vivió entre el siglo IV y V antes de Cristo, y se le conoce hoy en día más por el nombre de Buda que por su nombre real, sucede un poco como los Papas de la iglesia católica, pocos deben recordar que Juan Pablo II, por ejemplo, se llamaba realmente Karol Wojtyla.
En fin, siguiendo con la historia de Siddhartha, se sabe que su padre Śuddhodana gobernaba el clan de los Sakya y que su madre fue Maia, una de las esposas del rey.

Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddhartha llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Śuddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono.

Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual. Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.

Existen varias leyendas alrededor del nacimiento de Siddhartha, uno cuenta que su madre Maia soñó una noche que un pequeño elefante con seis cuernos y cabeza de color rojo rubí bajaba del cielo y entraba en su vientre por el lado derecho. Luego, ocho sacerdotes interpretando el sueño de dijeron a su esposo que el niño sería santo y alcanzaría la sabiduría perfecta.

Alrededor de los 29 años, Siddhartha, que había vivido rodeado de lujos y alejado del mundo pidió a su padre salir a ver el exterior del palacio. Y a pesar de los esfuerzo del rey de mostrar al joven un mundo perfecto, el joven Siddhartha conoció por primera vez dolor, vejez y enfermedad. Y al darse cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento y su ánimo decayó, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. Posteriormente, en una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta (ermitaño), un monje indigente, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extrema austeridad, pero primero antes pasaría unos años como un mendigo.

La próxima semana viviremos con Siddhartha su viaje que lo haría convertirse en personaje que hoy en día se conoce.

¡Feliz miércoles!

miércoles, 6 de junio de 2012

Budismo - Introducción


El concepto de Budismo proviene del sánscrito “buddh”, despertar, que significa el despertar desde las tinieblas del no-saber para entrar en la luz del conocimiento. El budismo originario no dio importancia a Siddhartha Gautamá, que más tarde aparecería en lugar preeminente y considerado como el último buda histórico, él subrayó la obtención del saber mediante el ejercicio de las propias fuerzas, sin revelación divina, y de modo especial, por efecto de la meditación, comprendida también desde un ángulo ético. De este modo se alcanzan las “Cuatro Verdades Sagradas”, las cuales a su vez aspiran al logro de la imperturbabilidad interior y la extinción de la creencia en la propia individualidad.

El budismo desintegra  todas las substancias permanentes en factores móviles de la existencia y propugna con ello lo efímero de todas las cosas terrenales. La doctrina posterior hizo grandes concesiones a las creencias populares y las prácticas mágicas de curación, con lo cual adquirió mayor importancia la fe en las divinidades, Budas y seres protectores, como los bodhisattvas, que son auxiliares de la salvación del hombre. Es suele suceder con la mayoría de las religiones.

¡Feliz miércoles!

miércoles, 30 de mayo de 2012

Taoísmo – La escuela de Lao-tse


Las frases concisas y oscuras de Lao-tse fueron elaboradas, comentadas y sintetizadas por sus discípulos, especialmente por Lieh-tse (lat. Lucius; siglo IV a. C.), de quien no se conoce nada más. Él escribió el “Verdadero camino de los fundamentos originarios”, el cual completó metafísicamente la construcción del taoísmo por medio de una cosmología refinada. Este documento viene a ser un complemento del libro de Lao-tse el Tao Te King, como comentamos en la introducción al taoísmo.
Según este libro, el Tao es el generador originario no generado y cambia de modo constante, aunque en sí mismo se forman las fuerzas de yin y yang, de las cuales surgen los cinco elementos, que finalmente evolucionan hasta ser nueve, que forman al mundo.
El fuerte misticismo de Lieh-tse dio paso al posterior taoísmo popular.

A continuación una historia sobre Lieh-tse que se titula “Lo que hay que saber  y lo que hay que dejar de saber para volar”.

Cuenta una vieja historia china que, hace mucho tiempo, hubo un hombre que supo cabalgar sobre el viento. Su nombre era Lieh Tsé. Era alguien que  se hizo sabio. Fue un buen discípulo: paciente y humilde. Por eso, seguramente, fue también un gran maestro: exigente y conocedor del silencio como forma de enseñanza.
Cuando era ya muy mayor y poco decía saber él del mundo, y en el mundo poco se sabía de él,  llegó a los alrededores de su casa un joven que quería ser su discípulo. Como todo joven, In Cheng era  impetuoso, impaciente y hasta irreverente.
In Cheng quería aprender el arte de cabalgar sobre el viento. Luego de esperar días, semanas y hasta meses frente a la casa de Lieh Tsé, el joven no pudo contener su ímpetu y rompió la promesa que se había hecho a sí mismo: se acercó a la puerta y tocó.

—Buenos días, maestro Lieh Tsé, mi nombre es In Cheng y quiero que me enseñe el arte de cabalgar sobre el viento.
—Mi respuesta es no —contestó contundentemente Lieh Tsé y, lentamente, cerró la puerta.
Pasaron más días, más semanas y más meses, e In Cheng permaneció intranquilo; pero sumido en la necesidad de la paciencia derivada de la ansiedad de su deseo. Una tarde no pudo más, se acercó a la casa de Lieh Tsé y volvió a tocar la puerta:
—Lieh Tsé, he esperado meses antes de volver ante ti con mi pedido: te ruego que me permitas conocer el arte de cabalgar sobre el viento.
—Mi respuesta es no —sentenció Lieh Tsé una vez más.
Desilusionado, In Cheng volvió a su refugio y, una y otra vez, luego de meses y, después, de años, volvió a tocar la puerta de Lieh Tsé. Volvió ocho veces más y ocho veces la respuesta del maestro fue la misma: no.
In Cheng, sin más remedio, volvió a su pueblo e intentó seguir con su vida. Pero no pudo dejar de soñar con la posibilidad de volar acariciado por la crin del viento. Insisto: intentó. Mas, una vez más, fue víctima de lo que entonces ya era una obsesión y, siete años después, In Cheng volvió a tocar la puerta de Lieh Tsé. En ese momento, el maestro meditaba y supo inmediatamente de quién se trataba cuando percibió la ansiedad tras el umbral. Con el disgusto esculpido en el rostro, apretó y corrió el  cerrojo de la puerta y la abrió:
—Eres un mortal indigno de la sabiduría de mis maestros.
—Maestro Lieh Tsé: usted me ha negado su sabiduría muchas veces antes y yo he esperado pacientemente siete años para volver hoy aquí a rogarle, sin ningún resentimiento. Atienda mi humilde pedido.
—No conoces ni la paciencia ni la humildad.
No mereces, por lo tanto, conocer arte alguno. Sin embargo, tu insistencia me mueve a contarte lo que tuve que hacer yo para recibir el don de cabalgar sobre el viento… Habían pasado tres años desde que me inicié como discípulo al lado de mi maestro y porque seguramente él percibió que yo había dejado
de pensar en el bien y el mal, y había dejado de hablar de ganar o perder, él —mi maestro—, me miró a los ojos por primera vez. No me dijo nada. Quizás  me lo dijo todo o simplemente me dijo todo lo que yo debía saber en ese momento. Pero pasaron cinco años más y mi espíritu volvió a pensar en el bien y el mal, y yo volví a hablar de ganar y perder, y, seguramente por eso, mi maestro me sonrió por primera vez. Pasaron siete años, y mis días discurrían entonces ya no pensando en el bien o en el mal, sino en cualquier cosa. Y yo entonces no hablaba más de ganar o perder, pues hablaba de tantas cosas que difícilmente repetía más de diez palabras en un día.
Fue entonces que, seguramente por todo eso, una mañana en que hubo un eclipse, mi maestro me invitó a sentarme cerca de él. Y pasaron nueve años cuando, sin darme cuenta, ya ni siquiera sabía yo, o no me importaba en cualquier caso, el peso del bien o del mal, o saber si los demás o yo mismo estábamos en la verdad o el error, o si ganábamos o perdíamos. Fue por ese tiempo que pasé a un estado de no conciencia. No supe más reconocer las partes de mi cuerpo ni saber si veía por alguno de los ojos u oía por la nariz o la boca. Solo supe que todo mi ser era una forma disuelta de espíritu encantado, una confusión de carnes y huesos sostenida mágicamente sobre nada. Recuerdo que, llegado el momento, seguramente por más que todo eso, me abandoné a algún viento, como las hojas secas de un árbol en otoño. Nunca supe si el viento montaba sobre mí o yo cabalgaba sobre el viento.

¡Feliz miércoles!


miércoles, 23 de mayo de 2012

Taoísmo - La Doctrina


En el centro del pensamiento de Lao-tse se encuentra la idea del Tao, el cual es tratado como la fuente originaria de todo ser y la fuerza que sirve de base para todo. Al mismo tiempo, el Tao también sirve como ley universal y como hilo conductor éticos para la conducta correcta.
El Tao es el fundamento originario del mundo, del cual procede todo. Del puro trascendente no-ser surge el ser, el Tao como un todo-uno inseparable y engendra como dicha unidad la dualidad de yin y yang. Del dualismo de estos principios surge el aliento vital que crea la armonía de las dos fuerzas antagónicas. Esta trinidad de yin, yang y aliento vital engendra entonces la multiplicidad (“los diez mil seres”). De este modo el Tao es el origen de todos los seres, se nutre de su fuerza y los completa por medio de su efectividad.
Mientras el Tao se convierte de esta manera en multiplicidad, aparecen en el universo unos antagonistas que antes no existían, tales como, bueno-malo, pesado-ligero, largo-corto, antes-después, femenino-masculino, yin-yang.
Estos están condicionados mutuamente, lo cual significa que desde el surgimiento están asignados a su contrario. Así mismo ocurre con la virtud humana, por ello, el hombre debe apartarse de los afanes mundanos y esforzarse en alcanzar la libertad ante todos los lazos terrenales. El Tao aparece como lo único estable contra el mundo en curso de cambio y el hombre debe hundirse totalmente en el Tao y quedar absorbido por él.

¡Feliz miércoles!

miércoles, 16 de mayo de 2012

Taoísmo - Introducción


El Taoísmo puede definirse como una tradición filosófica y religiosa, la cual lleva más de dos milenios ejerciendo su influencia en los pueblos del Extremo Oriente. La palabra Tao es generalmente traducida como camino, así que el taoísmo sería enseñanza del camino.

Su filosofía se basa en un escrito llamado el Tao Te King (o Daodejing, Libro de la Vía o de la Virtud), escrito por Lao Tse (quien vivió entre el 570 al 490 antes de Cristo) y en su primer capitulo podemos leer la definición exacta de qué es Tao:

El Tao que puede ser expresado no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del universo; y con nombre, es la madre de todas las cosas.
Desde el no-ser comprendemos su esencia; y desde el ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es un misterio.
Y en ese misterio se halla la puerta a toda maravilla.

Luego, en el capitulo cuarto podemos leer un poco más acerca del Tao:

El Tao es vacío, imposible de colmar, y por eso, inagotable en su acción.
En su profundidad reside el origen de todas las cosas.
Suaviza sus esperanzas, disuelve la confusión, atempera su esplendor, y se identifica con el polvo.
Por su profundidad parece ser eterno.
No sé quién lo concibió, pero es más antiguo que los dioses.

Para nosotros, los occidentales, todo esto suena como muy complejo, pero realmente no lo es del todo, desde un punto de vista del cristiano o judío, este Tao viene a ser como una especie de Dios Padre todopoderoso. En la próxima entrega profundizaremos un poco más sobre la filosofía taoísta y sobre sus diferentes disciplinas.

¡Feliz miércoles!

miércoles, 9 de mayo de 2012

Confucionismo - Pensamientos


La semana pasada comentamos que en Los Cuatro Libros estaban contenidas recopilaciones de los dichos de Confucio y Mencio.

Cada recopilación tiene su fundamentación, la cual explicamos a continuación:
  1. Primer Libro Clásico (Ta-Hio o Gran Ciencia) atribuido al nieto de Kung-Tse esta dedicado a los conocimientos propios de la madurez.
  2. Segundo Libro Clásico (Chung-Yung o Doctrina del Medio) trata de las reglas de conducta humana, del ejemplo de los buenos monarcas y la justicia de los gobiernos.
  3. Tercer Libro Clásico (Lun-Yu o Comentarios filosóficos) conocido como Analectas, resume de forma dialogada lo esencial de la doctrina de Kung-Tse.
  4. Cuarto Libro Clásico (Meng-Tse o Libro de Mencio) compuesto por su seguidor, que vivió entre los años 371 y 289 a. C.

Algunos pensamientos del Primer Libro:
  • Es preciso conocer el fin hacia el que debemos dirigir nuestras acciones.
  • En cuanto conozcamos la esencia de todas las cosas, habremos alcanzado el estado de perfección que nos habíamos propuesto.
  • Desde el hombre más noble al más humilde, todos tienen el deber de mejorar y corregir su propio ser.
  • ¿No sería más eficaz lograr que fueran innecesarios los juicios?, ¿No resultaría más provechoso dirigir nuestros esfuerzos a la eliminación de las inclinaciones perversas de los hombres?
Algunos pensamientos del Segundo Libro:
  • El camino recto o norma de conducta moral debemos buscarla en nuestro interior. No es verdadera norma de conducta la que se descubre fuera del hombre, es decir, la que no deriva directamente de la propia naturaleza humana.
  • La perseverancia en el camino recto y la práctica constante de las buenas obras, cuando han alcanzado su prado máximo de perfección, producen óptimos resultados; del mismo modo, el fiel cumplimiento del deber dará lugar a beneficios sin límite, siendo su causa unas fuerzas de naturaleza sutil e imperceptible.
Algunos pensamientos del Tercer Libro:
  • Aprende a escuchar sin descanso para disipar tus dudas; mide tus palabras, para que nada de lo que digas sea superfluo; sólo de este modo lograrás evitar todo error. Obsérvalo todo, para prevenir los daños que pudiera ocasionarte una insuficiente información. Controla tus acciones, y así no tendrás que arrepentirte con frecuencia de ellas. En cuanto hayas conseguido que tus palabras sean normalmente rectas, y no debas arrepentirte con frecuencia de tus acciones, serás digno del cargo que ocupas.
  • Conocer lo que es justo y no practicarlo es una cobardía.
Algunos pensamientos del Cuarto Libro:
  • Si un rey no gobierna con rectitud, es decir, si no colma de beneficios a su pueblo, es porque no quiere y no porque no pueda.
  • Si un príncipe se entristece por las desgracias de su pueblo, los súbditos también sentirán pesar por las tristezas de su príncipe. Si el príncipe se alegra con la felicidad de su pueblo, y hace suyas las penalidades de sus súbditos, no tendrá dificultad alguna en su gobierno.
  • Si tú amas con locura las riquezas, no debes hacer otra cosa que compartirlas con el pueblo.

Para conseguir que nuestras intenciones sean rectas y sinceras debemos actuar de acuerdo con nuestras inclinaciones naturales.


¡Feliz miércoles!