miércoles, 23 de mayo de 2012

Taoísmo - La Doctrina


En el centro del pensamiento de Lao-tse se encuentra la idea del Tao, el cual es tratado como la fuente originaria de todo ser y la fuerza que sirve de base para todo. Al mismo tiempo, el Tao también sirve como ley universal y como hilo conductor éticos para la conducta correcta.
El Tao es el fundamento originario del mundo, del cual procede todo. Del puro trascendente no-ser surge el ser, el Tao como un todo-uno inseparable y engendra como dicha unidad la dualidad de yin y yang. Del dualismo de estos principios surge el aliento vital que crea la armonía de las dos fuerzas antagónicas. Esta trinidad de yin, yang y aliento vital engendra entonces la multiplicidad (“los diez mil seres”). De este modo el Tao es el origen de todos los seres, se nutre de su fuerza y los completa por medio de su efectividad.
Mientras el Tao se convierte de esta manera en multiplicidad, aparecen en el universo unos antagonistas que antes no existían, tales como, bueno-malo, pesado-ligero, largo-corto, antes-después, femenino-masculino, yin-yang.
Estos están condicionados mutuamente, lo cual significa que desde el surgimiento están asignados a su contrario. Así mismo ocurre con la virtud humana, por ello, el hombre debe apartarse de los afanes mundanos y esforzarse en alcanzar la libertad ante todos los lazos terrenales. El Tao aparece como lo único estable contra el mundo en curso de cambio y el hombre debe hundirse totalmente en el Tao y quedar absorbido por él.

¡Feliz miércoles!

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