lunes, 13 de mayo de 2019

Judaismo - Caín y Abel


Caín y Abel eran los hijos mayores de Adán y Eva. Nacieron tras su expulsión del Jardín del Edén.

Caín, el primogénito, fue el primer ser humano nacido del vientre de una mujer, de acuerdo con la Torá. Caín labraba la tierra, mientras que su hermano era pastor de ovejas. Un día, Dios les pidió que hiciera un sacrificio cada uno en su honor. Se dice que Abel se lo pensó mucho para decidir qué haría más feliz al Señor, hasta elegir a uno de sus preciados corderos. Caín, por su parte, decidió sacrificar lo que menos necesitaba, algo de fruta y cereales. Dios se decantó sin duda por Abel. Caín tuvo al instante celos de su hermano menor y lo asesinó.

Así, cuando Dios vino en su busca, no pudo encontrarlo. Preguntó a Caín dónde estaba, y él respondió: «No lo sé. ¿Acaso soy el guardián de mi hermano?» (Génesis 4, 9).

Cuando Dios se dio cuenta de lo que había hecho Caín, lo castigó maldiciéndolo: ya no podría labrar la tierra, y sería un nómada el resto de su vida. Caín estaba preocupado porque la gente con la que se encontrara le Pudiera hacer daño, así que Dios le impuso una marca protectora.

Más allá de las lecciones religiosa y moral, esta historia ilustra el conflicto histórico entre la gente que trabaja la escasa tierra fértil para cultivar semillas y la que prefiere emplearla para criar ganado. La cultura sumeria tiene un cuento similar, en el que una bella diosa debe elegir entre dos pretendientes: un dios agricultor y otro dedicado al pastoreo.

Otros datos interesantes:
  1. La naturaleza de la señal impuesta por Dios a Caín no queda explicitada. Algunos aseguran que le marcó la cara o le volvió pelirrojo, mientras que otros creen que le tiñó de negro la piel, teoría empleada más adelante para justificar la esclavitud.
  2. En algunas versiones musulmanas de esta historia se asegura que Abel no ofreció resistencia a su hermano cuando vino a matarlo, lo que se interpreta como un símbolo del pacifismo.

¡Feliz inicio de semana!

lunes, 6 de mayo de 2019

Judaísmo - Noé


Noé es el protagonista de la historia del Génesis sobre el diluvio universal: Dios examinó su creación y se enfureció por los pecados de los hombres; se arrepintió de haberlos creado y decidió destruirlos. Sin embargo, antes de hacerlo se fijó en Noé.

No tenía pecado alguno sobre su conciencia, así que Dios decidió salvarlo de la destrucción segura. Así, le comunicó que en el plazo de una semana haría que lloviera durante 40 días y 40 noches, provocando una terrible y formidable inundación.

Lo instó a construir un arca lo suficientemente grande como para meter en ella a su mujer, sus tres hijos y las esposas de éstos, así como una pareja (un macho y una hembra) de todos los animales existentes. De esta forma, Noé podría repoblar el planeta.

Noé siguió las instrucciones de Dios, cargando a su familia y los animales en el arca. Después de 40 días de lluvia, el cielo se despejó pero la tierra continuó sumergida en las aguas. Para averiguar si había bajado el nivel de la inundación, abrió una ventana del arca y envió una paloma. Por fin, tras 150 días navegando y otros 100 confinado en el monte Ararat, la tierra se secó lo suficiente como para iniciar el proceso de restauración.

Noé vació el arca, permitiendo a los animales que salieran. Dios le conminó a él también a reproducirse —«creced y multiplicaos» (Génesis 8, 17)—y le prometió que nunca más destruiría a la humanidad. Para sellar ese compromiso, creó el arco iris.

Los historiadores y teólogos cristianos y judíos difieren levemente en sus interpretaciones de la historia de Noé. Para los cristianos, esta figura simboliza una fe ideal en Dios (representada por la confianza y obediencia, que fueron las que le salvaron a él y a su familia). Los judíos creen en cambio que simboliza una fe reacia, pues Noé fue uno de los últimos en subir al arca, lo que sugiere que su convencimiento podría no ser tan profundo. Pese a estos matices, ambas tradiciones contemplan a Noé y el diluvio universal como pilares fundamentales de su narrativa religiosa.

Datos de interés:
  1. La historia de Noé incluye la primera mención al vino en la Biblia.
  2. Tras el diluvio, Noé se emborracha y sus hijos lo encuentran desnudo.
  3. La orden de «creced y multiplicaos» se la da Dios también a Adán y Eva (Génesis l, 28) y a Jacob (Génesis 35, 11).

¡Feliz inicio de semana!

martes, 30 de abril de 2019

Judaísmo – Más dato sobre La Torá

La Torá es el nombre que por lo general se les da a los primeros cinco libros de la Biblia hebrea, también conocidos como los Cinco Libros de Moisés. 

Estos cinco libros son la base de las 613 leyes que rigen la fe judía, amén de los cimientos de las tres grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islam). 

Son los siguientes: 
Génesis: Cuenta la historia de la creación y la de los israelitas, Abraham, Isaac, Jacob y sus familias. 
Éxodo. Narra el éxodo de Egipto a Canaán, incluyendo el momento en el que Moisés recibió los Diez Mandamientos. 
Levítico. Contiene las reglas y prácticas de culto. 
Números. Relata el viaje de los israelitas al desierto. 
Deuteronomio. Consiste en una serie de sermones que escribió Moisés en los momentos finales de su vida y que cuentan la historia de los israelitas y sus enseñanzas éticas. 

Tradicionalmente, se cree que los cinco libros fueron entregados a Moisés en el monte Sinaí. Otras teorías aseguran que el inicio de la Torá tuvo lugar allí, pero que el proceso de la revelación continuó a lo largo de la vida de Moisés. Históricamente, los arqueólogos sostienen que la Torá fue escrita en algún momento entre los siglos X y VI a. C. Los defensores de la hipótesis documental (que para los judíos ortodoxos constituye una herejía) aseguran que los cinco libros originales provienen de cuatro fuentes, que con el tiempo fueron resumidas en una por un quinto autor o escriba. Los argumentos a favor de esta teoría pasan por los múltiples nombres que se usan para referirse a Dios, los distintos estilos literarios y la repetición de algunas historias. 

Desde sus inicios, la Torá vino acompañada por una tradición oral necesaria para entenderla de verdad. Pese a que se consideraba blasfemo dejar por escrito esa tradición oral, a la postre se demostró imprescindible, lo que dio origen a la Misná. Mas adelante los rabinos examinaron y debatieron ambos textos, y se escribió el Talmud para recoger todos sus puntos de vista. 

La tradición judía usa el texto de la Torá como fuente de innumerables leyes y costumbres. Los rabinos dedicados al estudio pasan sus vidas analizando lingüísticamente cada palabra para obtener su significado. 

Datos interesantes adicionales: Los pergaminos de la Torá, escritos a mano en hebreo, contienen 304.805 letras; transcribirlos de este modo puede llevar más de un año. Además, si se comete el más mínimo error, todo el pergamino se considera inútil.

Feliz martes.