En
esta entrega veremos cómo fue la búsqueda espiritual de Siddhartha, que lo
llevó a la iluminación, a descubrir las nobles verdades y transformarse en
Buda.
Retomemos
la vida de Siddhartha desde el momento en que sale por primera vez al mundo
exterior.
Siddhartha
salió por primera vez del palacio y al ver el sufrimiento de la gente, se dio
cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento; esto hizo que su
ánimo se tornase sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y
felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. Y como comentamos la semana
pasada, en una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un
monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió
adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo,
pasando antes unos años como mendigo.
Hasta
los 29 años Siddhartha vivió como un príncipe; luego abandonó su hogar, dejando
atrás a su esposa Yasodhara y a su hijo. Partió con la cabeza rapada y ataviado
con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase,
en busca de la iluminación.
En su
camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros, con ellos
aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia.
Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas
satisfacción para sus preguntas.
Entonces,
en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a
someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun
así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de
una manera nueva y diferente.
Hasta
este punto de su vida Siddhartha aprendió dos cosas de suma importancia: primero,
que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era
preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era
capaz de enseñar nada más.
Una
versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddhartha, en sus
extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber
agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba
enseñándole a una niña a tocar la cítara. Dicho maestro le dijo que si la
cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda de la cítara se
encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión
para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el
camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del
palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el
placer exacerbado y el ascetismo extremo.
Al
final de su travesía Siddhartha caminó en un lugar llamado Bodhgaya, en el
estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o
bodhi (ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría. Allí tomó
conciencia de que ya se había liberado definitivamente y comprendió las Cuatro
Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero
ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había
trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca
más volvería a renacer. A este estado se le conoce con el nombre de Nirvana.
Esto ocurrió, según la leyenda, a los 35 años, y es en este momento que decimos
que Siddhartha despertó como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’). Después empezó
a enseñar sobre el Nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en
Oriente como Buddha-Dharma (la enseñanza del buda); en occidente se conoce más
comúnmente como el budismo.
Siddhartha
Gautamá murió a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia
que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los
testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de
mangos en Kushi-Nagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí,
rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el
para nirvana. Este es un estado al que solo acceden después de morir los que
han alcanzado el nirvana durante su vida. Antes de expirar dijo el Nirvana
Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no
estaban bien comprendidos.
De
esta forma Siddhartha Gautamá representa a la perfección el concepto de
«búsqueda espiritual» según las antiguas creencias, sobre todo de naturaleza
oriental. Es decir, el incansable esfuerzo interno que conduce a la unión
liberadora con la divinidad o Nirvana y por la que todos los seres humanos
tarde o temprano se verán obligados a realizar para alcanzar algún día la
iluminación, después, eso sí, de experimentar las necesarias y aleccionadoras
rencarnaciones. Asimismo, la figura de Siddharta convertido finalmente en el
Iluminado (o Buda) viene a expresar la idea mística de que el camino hacia la
propia luz y por consiguiente la obtención de la paz interior implica enorme
sacrificio y suele comenzar con una provocadora e inquietante duda.
¡Feliz miércoles!
Uff esta publicación es bastante antigua y verdaderamente es un agrado que aún exista.
ResponderEliminarGracias por compartir esta hermosa historia
Ciertamente Diego es muy buena la historia de Siddharta, la verdad la compartí en su momento porque a veces nos hablan tanto de Buda, pero no nos dicen cómo llegó a ser lo que es.
ResponderEliminarSaludos,
Leopoldo.
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