miércoles, 20 de junio de 2012

Budismo – Historia de Siddhartha: segunda parte


En esta entrega veremos cómo fue la búsqueda espiritual de Siddhartha, que lo llevó a la iluminación, a descubrir las nobles verdades y transformarse en Buda.

Retomemos la vida de Siddhartha desde el momento en que sale por primera vez al mundo exterior.

Siddhartha salió por primera vez del palacio y al ver el sufrimiento de la gente, se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento; esto hizo que su ánimo se tornase sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. Y como comentamos la semana pasada, en una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo.

Hasta los 29 años Siddhartha vivió como un príncipe; luego abandonó su hogar, dejando atrás a su esposa Yasodhara y a su hijo. Partió con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación.
En su camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros, con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas.
Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.
Hasta este punto de su vida Siddhartha aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más.

Una versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddhartha, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar la cítara. Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda de la cítara se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Al final de su travesía Siddhartha caminó en un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi (ficus religiosa), considerado el árbol de la sabiduría. Allí tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente y comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer. A este estado se le conoce con el nombre de Nirvana. Esto ocurrió, según la leyenda, a los 35 años, y es en este momento que decimos que Siddhartha despertó como un Buda (‘despierto’, ‘iluminado’). Después empezó a enseñar sobre el Nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en Oriente como Buddha-Dharma (la enseñanza del buda); en occidente se conoce más comúnmente como el budismo.

Siddhartha Gautamá murió a los 80 años de edad. La causa fue una intoxicación alimenticia que le produjo vómitos, hemorragias y grandes dolores que, según los testimonios, soportó con gran entereza. Finalmente, se recostó en un bosque de mangos en Kushi-Nagara, a unos 175 kilómetros al noroeste de Patna. Allí, rodeado de sus discípulos, alcanzó la paz eterna de la extinción completa, el para nirvana. Este es un estado al que solo acceden después de morir los que han alcanzado el nirvana durante su vida. Antes de expirar dijo el Nirvana Sutra, donde resume toda su enseñanza y aclara los puntos que él vio que no estaban bien comprendidos.

De esta forma Siddhartha Gautamá representa a la perfección el concepto de «búsqueda espiritual» según las antiguas creencias, sobre todo de naturaleza oriental. Es decir, el incansable esfuerzo interno que conduce a la unión liberadora con la divinidad o Nirvana y por la que todos los seres humanos tarde o temprano se verán obligados a realizar para alcanzar algún día la iluminación, después, eso sí, de experimentar las necesarias y aleccionadoras rencarnaciones. Asimismo, la figura de Siddharta convertido finalmente en el Iluminado (o Buda) viene a expresar la idea mística de que el camino hacia la propia luz y por consiguiente la obtención de la paz interior implica enorme sacrificio y suele comenzar con una provocadora e inquietante duda.


¡Feliz miércoles!

2 comentarios:

  1. Uff esta publicación es bastante antigua y verdaderamente es un agrado que aún exista.
    Gracias por compartir esta hermosa historia

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  2. Ciertamente Diego es muy buena la historia de Siddharta, la verdad la compartí en su momento porque a veces nos hablan tanto de Buda, pero no nos dicen cómo llegó a ser lo que es.

    Saludos,
    Leopoldo.
    Si deseas puedes ahora ver las publicaciones por la dirección: www.eltextodeldia.com

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