Los egipcios crearon su mitología para tratar de explicar
su origen, y ello lo hicieron a través de la observación de la naturaleza. Por
esta razón crean dioses de la naturaleza: el sol, la luna, la tierra, las
estrellas y el río Nilo.
El principio de todas las cosas para los egipcios
ocurrió de la siguiente manera: En el principio, sólo existía un caos de agua
(atribuida principalmente al rio Nilo), a lo que los egipcios llamaron Nu o
Nun. Eventualmente, al descender las inundaciones, saldrían del caos de agua y
luego buscarían las partes más elevadas de tierra firme. En el primer lugar
seco se originó la primera salida del sol.
En este mismo sentido, el sol es un elemento básico
en la mitología egipcia, teniendo un rol importante como dios creador, aunque
le han colocado varios nombres dependiendo del lugar donde esté: cuando el sol
se levanta, su nombre es Khepri o Ra-Harakhte, al mediodía se le conoce como
Ra, y cuando se está poniendo en el oeste es conocido por el nombre Atum (o Atón),
el viejo, o también como Horus en el horizonte.
Regresando al origen del mito tenemos que de las
aguas caóticas surgió Atum/Atón, el dios sol de la ciudad de Heliópolis, el
cual se creó a sí mismo. En ese caos, Atum buscó un lugar elevado y seco y allí
creó una montaña donde el templo de Heliópolis fue construido.
Entonces creó más dioses porque estaba solo en el
mundo, así que se unió a su sombra, por lo que muchos lo consideraban un dios hermafrodita,
también llamado “gran el-ella”. Para los
egipcios era el único creador de las fuerzas del universo.
¡Feliz fin de semana!
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