El segundo nivel de sufrimiento, "el del cambio", se refiere a aquellas experiencias que normalmente calificamos de placenteras. Sin embargo, mientras estemos inmersos en el estado de no-iluminación(*), todas nuestras experiencias agradables sólo nos proporcionarán sufrimiento.
La clave de esto radica en que lo que percibimos agradable o placentero es solo así pues, en comparación con experiencias dolorosas, nos proporciona alivio.
Sin embargo, el placer de dichas experiencias es sólo relativo. Si en realidad fueran estados de felicidad en sí mismo, al igual que las experiencias dolorosas posibilitan ahondar en las causas que conducen al sufrimiento, conocer las causas de las experiencias placenteras debería aumentar nuestro placer o felicidad, pero de hecho no es así.
En la vida cotidiana, por ejemplo, si se disfruta de una buena comida, ropa, joyas y demás artículo de consumo, durante un corto período de tiempo uno se siente realizado y satisfecho consigo mismo y con los demás. Sin embargo, a medida que va pasando el tiempo, el mismo objeto que en su día nos proporcionó placer puede convertirse en la causa de nuestra frustración. Es es debido al proceso de cambio al que está sujeta la propia naturaleza de las cosas. Ocurre exactamente lo mismo cuando, en lugar de un objeto material, se disfruta de fama. Al principio es posible que uno piense "¡oh, soy tan feliz ahora que tengo renombre y fama!", pero al final lo único que sienta sea frustración e insatisfacción.
(*) el estado iluminado se refiere, a grandes rasgos, a la total liberación de la negatividad y el sufrimiento. Un persona iluminada ha alcanzado cese del ciclo del sufrimiento o ha alcanzado el nirvana. Un estado no-iluminado es lo contrario a esto.
La clave de esto radica en que lo que percibimos agradable o placentero es solo así pues, en comparación con experiencias dolorosas, nos proporciona alivio.
Sin embargo, el placer de dichas experiencias es sólo relativo. Si en realidad fueran estados de felicidad en sí mismo, al igual que las experiencias dolorosas posibilitan ahondar en las causas que conducen al sufrimiento, conocer las causas de las experiencias placenteras debería aumentar nuestro placer o felicidad, pero de hecho no es así.
En la vida cotidiana, por ejemplo, si se disfruta de una buena comida, ropa, joyas y demás artículo de consumo, durante un corto período de tiempo uno se siente realizado y satisfecho consigo mismo y con los demás. Sin embargo, a medida que va pasando el tiempo, el mismo objeto que en su día nos proporcionó placer puede convertirse en la causa de nuestra frustración. Es es debido al proceso de cambio al que está sujeta la propia naturaleza de las cosas. Ocurre exactamente lo mismo cuando, en lugar de un objeto material, se disfruta de fama. Al principio es posible que uno piense "¡oh, soy tan feliz ahora que tengo renombre y fama!", pero al final lo único que sienta sea frustración e insatisfacción.
(*) el estado iluminado se refiere, a grandes rasgos, a la total liberación de la negatividad y el sufrimiento. Un persona iluminada ha alcanzado cese del ciclo del sufrimiento o ha alcanzado el nirvana. Un estado no-iluminado es lo contrario a esto.
¡Feliz martes!
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