La Torá se considera la ley de Dios llevada por
Moisés al pueblo de Israel, tal y como se transmite en los cinco libros de Moisés,
el Pentateuco. Pero la Torá no es solo la ley, es “verdaderamente la doctrina”
o la “doctrina escrita” (para diferenciarla de la “tradición oral”,
posteriormente añadida, de la tradición rabínica). La creencia en la Torá y la
remisión a ella pertenecen por principio a la fe judía; entre los pocos dogmas
del judaísmo se encuentra la creencia en el origen divino y en la fijación
mosaica de la Torá, siendo en cambio discutida su configuración escrita y su
transmisión entre los escribas judíos.
Mientras que los judíos estrictamente ortodoxos y
los fundamentalistas se aferran a que la Torá fue entregada a Moisés en una
pieza fundida y que sólo Moisés es su transmisor, la investigación bíblica-crítica
acepta las intersecciones temporales y estilísticas y recalca que la Torá si
bien es de un único espíritu, a saber del mosaico, fue transmitida por varios
escribanos. Por tanto, separa la santidad del escrito, del cual los considera
autores, igual que los grupos ortodoxos , de su proceso de creación literarios.
¡Feliz martes!
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