En la mitología romana se tienen a los dioses originarios, que son aquellos que nacieron en primer lugar, que surgieron en el momento de la creación y cuyas formas constituyen la estructura básica del universo.
Lo habitual es situar a Caos es el origen del universo: se trata de la atmósfera más próxima a la Tierra, con el aire, el vapor y la niebla. Luego surgieron Gea y Tártaro, encarnación del más profundo de los infiernos.
De Caos surgieron Nix, la noche, y Érebo, la oscuridad que copularon para engendrar a Éter, la luz, y Hemera, el día. El último de los dioses fue Urano, que nació de la propia Gea para luego convertirse en su esposo.
A diferencia de la mitología griega, en la mitología romana los dioses no actúan directamente con los humanos, sino que simplemente su importancia solo es cosmogónica.
En la imagen vemos a Gea, según el genio de Miguel Ángel.
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